2.01.2006

Bowie.

12/29/05

Resultados de admirar a Bowie durante lo que tardan en sucederse 22 vídeos musicales suyos ordenados cronológicamente.

Porque no se puede hacer otra cosa que admirar semejante espectáculo convertido en ser vivo. Y no hablo de carisma, en mi vida me he nutrido de ver a gente como Keith Richards, Lou Reed, Steve Harris, Sid Vicious, Alice Cooper... y deleitarme con el carisma que casi de manera natural exhudaban, haciendo que el tiempo se parase allí donde fuera que entrasen. Pero Bowie está más allá de todo ésto.

Para comprenderlo, basta con ver sus primeros vídeos, toda esa etapa que tiene como pico Ziggy Stardust, en la que el Bowie que se os vendrá a muchos a la cabeza (medio desnudo, pelo escaldado y de diferentes colores, pendientes, motivos de decoración escondidos...) campea a sus anchas por platós de televisión o estudios de vídeos, literalmente comiéndose con su presencia cualquier medio que intentase capturar su alma.

Era su alma la que lo capturaba. David Robert Jones tenía 25 añitos y su presencia lo volvía todo del revés. Estaba más allá de la sexualidad, más allá de la rebeldía, más allá de la humanidad. Era imposible de meter en una corriente musical, y sobre todo en una corriente de moda, porque él era la moda, quienes lo vieron entonces asistieron sin saberlo a un punto de inflexión, el espectáculo buscaba su autodestrucción, el glam reventaba en pleno éxtasis y daba paso al punk con la facilidad de la genialidad creativa, y lo mejor es que la influencia era tan enorme que nadie era capaz de verla. O personalizarla.

Cada sonrisa de Bowie es pura complicidad de inteligencia (sin implicar la malevolencia utilizada por gente como Osbourne o Cooper), sus miradas, los gestos de sus manos, todo era demasiado grande para aquellos medios del pasado. David era un alienígena del espacio exterior que llevaba más allá los conceptos de Rocky Horror, era un hombre del futuro atrapado en juegos de cámaras que no sabían, no podían registrar su odisea espacial. David era un acontecimiento histórico.

Al poco tiempo, en Young Americans, adopta la estética por la que le hemos reconocido hasta ahora. Pienso que llegados a este punto, Bowie quema su estrella y toma consciencia de que vive rodeado de humanos, humanos preocupados por el declive que no hemos abandonado desde los 70-80, preocupados por la amenaza nuclear que se cernía sobre ellos, preocupados por la mediatización que crecía cada día como una enredadera... Y abandona su verdadera ropa y se disfraza de ser humano medio. Chaqueta, zapatos y corbata, y pequeños detalles para que la consciencia del que sabe que es un disfraz (el suyo y el nuestro) no se pierda un instante.

Y es como un cambio, una decisión personal arbitraria y arriesgada, marca toda una generación. Marca los 80 de John Constantine, Pinochet y Thatcher, los 80 del realismo de andar por casa, y Luz de Luna, y comedias de Tom Hanks y ET. Eso es PODER.

Cuando Jim Henson se lanza a un proyecto llamado Labyrinth, para hacer de Jareth (el histriónico rey de los goblins) piensa originalmente en Michael Jackson (el de Thriller, claro, el actual le daría un toque John Waters a la película), hasta que de repente ve un par de vídeos del primer Bowie y sabe que ya sólo una persona puede hacer ese papel. El papel para el que ha nacido, Bowie Rey del Reino de los Goblins más allá de la imaginación. Y así, vuelve a permitirse el ser él por unos meses, ponerse una peluca escaldada y quitarle el freno a su poderosa gestualidad. Ya lo había hecho en algunos de sus vídeos, en los que, incluso, había llegado a hacer que el Bowie mundano contemplase a la estrella con la estupefacción ambigua de algo ajeno. Lo hemos vuelto a ver de vampiro o Poncio Pilatos, pero Jareth era diferente, era más él de lo que incluso quiere reconocer.

Cuando admiras a Bowie de joven, lo primero que piensas es que podría haber sido cualquier cosa, actor, político, director, escritor, haber cuidado más su propia carrera musical... Pero sólo ha sido el que muchas publicaciones eligieron como el músico mas influyente del s. XX por encima de Presley o Lennon. Y lo más increíble de todo ésto, es que viéndolo entonces, te parece poco.

* Bowie - Life On Mars