2.01.2006

Hembras.

CUANTO MÁS GRANDE EL TACÓN, MÁS PEQUEÑO EL CEREBRO.

Quizás el más señalado de mis fetiches femeninos sea la ausencia de
tacón en las chicas. Es decir, comprendo que haya eventos socialmente
trascendentes que exigen un nivel de disfraz donde el tacón sea útil
para el conjunto o el concepto. Tacones como si hablamos de corsés o
pelucas enormes, en un disfraz consciente cualquier cosa es válida.

Lo que no puedo soportar es una chica de nuestra generación usando
tacones diariamente. Esgrimiré un poco de lo que conozco como lógica:

a) El 95 % de las mujeres tienen problemas de columna derivados del
uso cotidiano de esta tortura o tradición. Si se ha utilizado la idea del dinero ahorrado por
la seguridad social para recortar los derechos y libertades de los
fumadores, que pasa con ésto? Ah... oh sí, medida políticamente incorrecta.

b) Una mujer con tacones ve reducidas sus capacidades motrices
notablemente. Ya no puede correr, ni saltar, ni actuar
como está hecha para actuar.

c) Es evidente que, como la corbata, es una costumbre en desuso,
por lo que una persona viviendo ese suplicio por seguir los pasos
marcados por generaciones de mujeres cohibidas antes que ella, es una
persona que o no se lo ha planteado, o no tiene con qué planteárselo.

Recuerdo que llegué a obsesionarme con este asunto mientras
trabajaba de camarero en en el cine. Las sesiones golfas se llenaban de
Manolitos & Charis listos para ver el último producto
tufastufurius, una de patadas o bien una de gritos, todas elegidas por ELLOS, evidentemente hay que tener una actitud que haga juego con la camiseta
petada y los anillos de oro. Pero ELLAS eran aún más irritantes,
recuerdo verlas acercarse al mostrador pidiéndole a sus parejas que les
compraran algo que ellos viesen bien, tambaleándose con el kit completo de la
perfecta inútil:

- Tacones altísimos para ir como un trompo.

+

- Ropa ajustadísima para no poder estar cómoda durante las 2 horas de proyección.

+

- Abundante maquillaje para ocultar su verdadero yo.

+

- Bolso sobaquero que sujetan con una brazo ya inutilizado para toda la noche.

+

- Unas largas uñas que distanciaban sus dedos de todo aquello que pretendían agarrar por miedo a dañárselas.

Podría seguir así una eternidad, supongo. Lo cierto es que me ponía
tan nervioso ver personas tan automutiladas, que a diferencia de otras
veces, les dejaba el cambio en la mesa en lugar de dárselo en la mano.
Que se llevasen un buen rato tratando de agarrar las monedas como si
fueran las grúas de las ferias, era mi forma de que fueran conscientes
de su castración durante un instante al menos.

Pero TODO ésto es tan social y políticamente incorrecto... Sobre
todo ahora que la ajada sociedad capitalista ha conducido al feminismo
y la igualdad de derechos justo a donde quería.

A mujeres despiadas que ya con 13 años sólo piensan en trepar y
pegar codazos, en vivir para trabajar, en ser más funcional que nadie
en su corporación, porque le han dicho que éso es el feminismo, que la
igualdad con el hombre llegará cuando sean igual o más borregas que
éste.

No conocer siquiera el concepto de tener aficiones, ver a los hijos
una hora al día, eliminar y despreciar la creatividad en pro de lo
funcional, es el concepto feminista actual. Puede que con el tiempo
exista una bandera con un codo agarrando unos folios, y un himno con
fondo de taconazos que nombre a ilustres ministras conservadoras y
liberales por igual.

Hay que joderse que el feminismo se haya convertido en un contrato
con el diablo que firmar con tu sudor y la sangre de las rozaduras de
tus tacones.

Suerte de ser un soñador, y obnubilarse con niñas que mantienen el
espíritu de cuanto todo ésto nació. El espíritu de ser libres y
desnudas bajo la lluvia, el espíritu de disfrutar de las pequeñas cosas
por convinción y elección, no por imposiciones o tradiciones
esclavistas.

Y si la ausencia de tacones, bolsos sobaqueros o corsés es un comienzo, al carajo con toda ésa mierda.